Joseluis11 02:39 4 jul 2012 (UTC)
Gracias a un comentario de uno de nuestros compañeros pidiéndome vivencias personales acerca de la fiesta del Rocío, voy a subir unos artículos que en su día escribí para expresar sentimientos que en esta fiesta religiosa brotaron en mí; esto quiere decir que son documentos que tienen puntos de vistas muy personales. Aquí os dejo la narración de mi primer camino. Espero que os guste.
Llegó el Momento
Llegó el momento. El calendario señalaba el 25 de Mayo de 2009, mis años contaban 18 y el reloj marcaba las 11 de la mañana. Mi simpecao acababa de bajar de San Miguel y de visitar el ayuntamiento de Morón. Y allí estaba la Estrella de la Mañana llegando a la Plaza de Santa Ángela de la Cruz donde yo me encontraba. Desde que tengo uso de razón he querido hacer el camino hacia Ella, y ocurrió en ese instante, cuando junto a mi hermandad de Morón, comenzábamos la travesía.
Había deseado tanto hacer el Camino, tantas son las imágenes que he ido archivando a lo largo de mi vida, que en mi mente ya había hecho muchos caminos. Aunque a pesar de todo, ninguno de los que imaginé llegó a ser como el que viví.
El tan duro y largo recorrido expiró. Estábamos en la aldea. Una vez allí y tras gozar de un fin de semana de descanso, llegó el gran día. Como mi medalla me recuerda, fue el 1 de junio del 2009. Por la mañana, allí estaba mi pueblo expectante de reunirse con ella y tener ese diálogo con la Madre de Dios que tanto anhelaban. Y ocurrió. La Virgen del Rocío se acercó al pueblo de Morón… lo recuerdo como si ayer fuese. Mis ojos se clavaron en los de ella, parecía que se había parado el tiempo. En ese momento mis pulmones dejaron de almacenar aire y mi corazón golpeaba mi pecho como si buscase una salida, mientras nuestras miradas seguían clavadas.
Allí estaba mi Virgen del Rocío. Allí se encontraba a la Madre que tanto quería. Era incapaz de reaccionar ante Ella… mi corazón palpitaba cada vez con más fuerza cuando de repente salió de mí una fuerza de la nada y entre palmas pude rezarle: “Virgencita… lo de siempre: salud y felicidad para los míos”. La Blanca Paloma hizo el gesto de acercarse un poco más y seguidamente los almonteños se la llevaron entre lágrimas y oles de mi pueblo. Fue el encuentro que todo peregrino desearía y que yo solo había llegado a soñar.
Llegamos a nuestro pueblo y como siempre nos mantuvimos junto a nuestro simpecao hasta el momento en el que nuestro Hermano Mayor lo colocó en su retablo. Entre palmas, abrazos y lágrimas de alegría se puso fin. Había terminado. Gracias a todos y a Ti Madre.
En el recuerdo quedan momentos inolvidables como la misas en honor de Ntra. Señora del Rocío y de sus peregrinos en medio de un paraje natural y bajo el cantar de los pajarillos, de nuestro simpecao alumbrado por velas de su pueblo en la noche, la hospitalidad de los peregrinos y amigos que hacen que el camino sea más llevadero, los cantes de Morón a su simpecao o la cara de ese fiel a la luz de la luna que reza con sus ojos cerrados a su virgen… recuerdos que sin duda son de los más bonitos de mi vida y gracias al Rocío, invaden mi mente.
Ahora cada vez que escucho oír hablar del Rocío, entre recuerdos me limito a contestar como reza la sevillana que en el camino aprendí oyendo cantar a los peregrinos de mi pueblo:
“Hay quien dice del Rocío que es mentira y vanidad y yo les digo que vaya para saber la verdad.
Al que habla del rocío yo le invito a mi hermandad
que vea tal como somos y no lo que oyó contar”
¡Que viva la Virgen del Rocío! ¡Y que viva nuestra Hermandad de Morón!
Joseluis11 02:39 4 jul 2012 (UTC)
José Luis Castro Cadenas
Hermano de la Hermandad del Rocío de Morón de la Frontera