Es necesario en el ámbito de la salud, una buena base en antropología, con el objetivo de mejorar la asistencia, fomentando la empatía y la relación con el paciente.
El papel de la cultura en el proceso salud-enfermedad y en el contexto de los cuidados de enfermería es fundamental. Según el sociólogo Tylor, la cultura puede definirse como “aquel conjunto complejo que comprende el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otras aptitudes y hábitos que el hombre adquiere como miembro de la sociedad”. La salud tiene muchas dimensiones, y está presente de manera inconsciente en todas las parcelas del día a día de una persona, por lo tanto es indudable que el factor cultural está en la base del concepto salud-enfermedad, así como en el nacimiento de la cultura de los cuidados.
Puesto que “cuidar” es un fenómeno social y cultural, y cada cultura conlleva una forma determinada de entender y afrontar el proceso salud-enfermedad, los pueblos van definiendo lo que entienden por salud y lo que no lo es. Por ello, los conocimientos antropológicos permiten captar la situación sociocultural de un paciente, y detectar cuáles son sus necesidades reales, para orientar de una forma apropiada el proyecto de cuidados, ya que las bases de la Antropología facilitan respuestas y herramientas para abordar los problemas socio-culturales en el ámbito de la atención sanitaria.
La Antropología y la Enfermería tienen nexos comunes en su objeto de estudio y su campo de actuación. Algunos autores abogan por la creación de un espacio común a ambas disciplinas, definido como la Antropología de la Salud y los Cuidados, ya que entienden la Antropología y la Enfermería como dos disciplinas complementarias, que comparten rasgos epistemológicos, metodológicos y práxicos.
Hoy día vivimos en una sociedad multicultural, por lo que la labor de los profesionales sanitarios se hace más compleja a la hora de desempeñar su trabajo, ya que tienen que ser sensibles a la diversidad cultural de las poblaciones a las que prestan sus servicios, y proceder desde una perspectiva holística a la prestación de cuidados, para aplicar sus conocimientos científicos adaptándolos a esa pluralidad. Además, puesto que el paciente ha de participar en su propio cuidado, el hecho de que el profesional sanitario entienda sus valores y percepciones, es imprescindible.
Identificar y analizar los problemas y las necesidades de salud, valorando los factores socioculturales asociados, permite mejorar el diseño y puesta en marcha de los programas de intervención, y se debe tener en cuenta a la hora evaluar de los resultados, ya que existen barreras culturales que pueden llegar a reducir su eficacia. Así pues estos programas de intervención sanitaria, deben tener en cuenta los valores, creencias y actitudes de la población, si estos responden a la necesidad sentida por la población y si son lo suficientemente flexibles como para asumir la diversidad sociocultural.
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=798225
http://www.aniorte-nic.net/progr_asignat_antrop_cuidad.htm
http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/5090/1/CC_07-08_12.pdf