David Lorenzo 01:01 9 jul 2012 (UTC)
Coatlicue
Otro ejemplo, es el caso de los varios relieves descubiertos en las base de ciertas esculturas monumentales de los aztecas. Tales relieves, obviamente, fueron realizados para que nadie los contemplara nunca: su construcción, en todo caso, estaría destinada a un “contemplador” espiritual o divino, no a un contemplador humano y real.
Esto lo podemos ver en la famosísima gran Coatlicue, una de las obras maestras del arte escultórico azteca, y la cabeza de Coyolxauhqui, ambas se encuentran en el Museo Nacional de Antropología de México.
En la base de la monumental Coatlicue se descubrió un relieve que representaba sin duda la imagen de Mictlantecuhtli (señor de los muertos). El hecho de estar situada en la base de tan enorme masa de piedra hizo suponer que ésta figura estuviese suspendida sobre columnas, apoyada en los hombros, lo cual le añadirá interés a la obra.
Base escultura Coatlicue
Pero posteriormente, para el investigador Chavero, el tema del relieve inferior de la escultura quedaría explicado por el hecho de que “en la noche, el sol, al hundirse en la tierra, se convierte en Mictlantecuhtli, señor de los muertos; quedaba debajo de ella; y esto se expresa en el relieve que está debajo de la diosa”. Esta idea resulta lógica ya que ese dios que lo es del inframundo debe situarse en la parte inferior del universo.
El otro ejemplo es la cabeza de proporciones monumentales de Coyolxauhqui. Precisamente, en la base de la cabeza se encuentra un relieve fino y complicado que abarca la totalidad de la superficie.
Coyolxauhqui
En ambas esculturas aztecas, es evidente que su realización tiene una íntima relación con la función religiosa de carácter templario, ya que fueron hechas para el pueblo creyente los contemplase. Pero su parte secreta o misteriosa tendría un significado sólo comprensible para el sacerdocio, quien abría ordenado su construcción.
El ejemplo de las esculturas aztecas con relieves ocultos en la base de las mismas ilustra el hecho de que hay una serie de obras de arte que no fueron hechas para ser contempladas por nadie, ni siquiera por quienes ordenaron su construcción.
Como en el caso de los geoglifos de la costa peruana o de las pinturas prehistóricas, las esculturas aztecas representan un arte que se ha hecho para no ser contemplado, o para no ser contemplado por seres humanos y sí únicamente por las divinidades o los seres sobrenaturales.